La sensibilidad social respecto a la convivencia escolar se ha incrementado notablemente en los últimos años. También, y desgraciadamente, su popularidad se ha debido a la aparición de noticias tristes al respecto. Cada vez existe más interés sobre los aspectos sociales y emocionales que suceden en las aulas y cada vez más familias consideran el clima social de un colegio antes de elegir uno adecuado para sus hijos.
La convivencia escolar podría definirse como la calidad del conjunto de relaciones que se establecen entre las diferentes figuras de un centro educativo (alumnado, profesorado, equipo directivo, personal del centro y familias). Una buena convivencia permite el desarrollo integral de los estudiantes así como el logro de los objetivos educativos. En este contexto, las relaciones entre iguales y la salud social de los estudiantes, entendida como las calidad de las redes de amistad y la cohesión social existentes en las aulas constituyen uno de los aspectos más importantes en la convivencia escolar. En un sentido negativo, la aparición de situaciones de exclusión y rechazo en los grupos de clase, así como la existencia de conflictos entre iguales es un indicador de obstáculos en la convivencia.
A continuación nos gustaría plantear una serie de ideas clave paratener en cuenta de cara a mejorar la convivencia escolar de un centro educativo:
Según el Estudio Estatal de la Convivencia (2010) la mayoría de los 302 centros educativos evaluados, presentaban unos niveles similares de acoso escolar. Este estudio se basó en un muestreo representativo de todo el país y encontró que el 3,8 % del alumnado de Educación Secundaria Obligatoria sufría acoso escolar. Lo más destacado es que este porcentaje se repetía entre los diferentes centros educativos. Surge en diferentes contextos por igual, bien sea en centros de tipo urbano, rural, de estatus socioeconómico alto o bajo.
¿A qué puede deberse este dato?. Probablemente porque es un fenómeno que se produce dentro de los grupos sociales. Surge dentro de las estructuras grupales de estudiantes, sin embargo la no intervención del centro o la falta de supervisión facilita que el caso se mantenga estable en el tiempo e incluso se agrave.
Las metodologías activas comprenden diferentes estrategias como el aprendizaje cooperativo, el aprendizaje basado en proyectos, flipped classroom etc. A pesar de que las investigaciones asociando la mejora de la convivencia y el aprendizaje cooperativo todavía sean muy escasas, con apenas tres publicaciones en países de habla castellana (Díaz-Aguado, 2006; León, Gozalo y Polo, 2012; León et al., 2016). La utilización de este tipo de estrategias supone un aspecto fundamental para modificar el ambiente de grupo y mejorar la convivencia escolar, permiten fomentar las relaciones de amistad y mejorar la cohesión entre los estudiantes.
La mayor parte de las situaciones de exclusión y rechazo entre iguales se cocinan dentro de los grupos de clase. El acoso escolar puede controlarse y modificarse conociendo su estructura socialy las reglas del proceso. En la mayoría de los casos el acosador y la víctima pertenecen al mismo grupo de clase. Aproximadamente,en el 90 % de los casos según Estudio Estatal de la Convivencia(Díaz-Aguado, Martínez Arias & Martín, 2010)y en más del 80 % de los casos según datos recogidos a través del programa KiVA (Salmivalli & Peets, 2008).
El grupo frente al bullying
Qué protocolo educativo seguir cuando surge un problema de convivencia. Un protocolo que sepa:
1.-Distinguir cuándo es una situación de acoso escolar y cuando es un conflicto entre iguales. En el primer caso existe elevada frecuencia de aparición de los episodios y hay un desequilibrio de poder notable entre ambas partes algo que no sucede en el segundo caso.
2.-Disponer de una intervención basada en el grupo que involucre a los alumnos en la solución del problema. La ayuda entre iguales, es una de las estrategias más interesantes para reducir el acoso escolar y la exclusión.
Ayuda entre iguales
Existen multitud de variantes que utilizan intervenciones basadas en el grupo (Maines & Robinson, 1991; Smith, Cowie & Sharp, 1994; Cowie & Wallace, 2000; Salmivalli, Kärnä & Poskiparta, 2010). Algunos de ellos tan populares como el programa Kiva incorporan como un eje central de su intervención este tipo de estrategia. Independientemente de sus múltiples variantes (circle time, befriending, group support, basados en la mediación o resolución de conflictos, con escucha activa, tutorización de iguales, mentoring o círculos de convivencia), un aspecto clave es que modifican la posición social de la víctima en el grupo.A través de una labor de acompañamiento, apoyo o debate sobre la situación de ésta, el grupo comienza a cambiar su actitud.En el caso de no intervenir el acoso tiende a repetirse aumentando su frecuencia y en ocasiones su intensidad.
La importancia de establecer una figura o grupo de personas responsables de la convivencia escolar, es fundamental. Que disponga de una base de trabajo, un protocolo en lugar de esperar a que las situaciones sucedan. Algunas comunidades autónomas disponen de un coordinador de convivencia, un profesor que dispone de reducción horaria para apoyar al departamento de orientación y encargarse de las cuestiones relacionadas con la convivencia.
Respecto al ciberbullying, la mayoría de las investigaciones señalan que este fenómeno es una extensión del bullying tradicional que se produce en el grupo de clase. El trabajo en el aula con el bullying que se esté produciendo en el aula, permitirá reducir el impacto del ciberbullying que se produce en redes sociales y fuera de los horarios del centro.
En un centro educativo tal como sucede en cualquier organización formada por individuos que se relacionan entre sí, se practican diferentes estilos con mayor o menor grado de participación. El aumento del número de centros que implementan metodologías activas en el aula forma parte de la creciente participación por parte del alumnado en el proceso de aprendizaje en donde el estudiante tiene cada vez más voz. También, el hecho de consensuar con el alumnado la gestión de las normas y las sanciones, o la posibilidad de que participan en la mediación de los conflictos, son señales de que existe una mayor confianza que se deposita en ellos y ellas. También cabe preguntarse si existe una participación real por parte del profesorado en las decisiones que se toman a nivel organizativo, ¿el equipo directivo permite consensuar y dar voz a los docentes?, ¿cómo es la pendiente democrática de nuestro centro?.